¿Qué puedes esperar de tu tratamiento para la acromegalia?

Si te has sometido a una cirugía para acromegalia, lo habitual es que notes una disminución de síntomas en el corto plazo.

Esto se debe a que la cantidad de hormona del crecimiento en tu cuerpo se reducirá a los pocos días de la extirpación del tumor hipofisario.

Podrás notar que tus anillos se vuelven más holgados y que tus pies y tus manos entran en tus zapatos y guantes más fácilmente, aunque es probable que tus manos y pies no recuperen el tamaño anterior al diagnóstico por acromegalia. El exceso de sudoración también deberá mejorar notablemente.

Con el tiempo, otros síntomas también podrán disminuir y la inflamación de los tejidos blandos de tu cara será menor; no obstante,  los cambios físicos en huesos, por ejemplo, en mandíbula o dentadura, esos no revertirán.

Por supuesto, no todas las personas experimentarán los mismos efectos del tratamiento; puede haber efectos secundarios a largo plazo después de la cirugía. La pérdida del olfato y del gusto puede ser un problema para algunas personas, y la recuperación puede ser más lenta de lo esperado. Después de la cirugía, deberás tomar las cosas con calma por un tiempo; no esperes que todo vuelva a la normalidad inmediatamente.

La cirugía también puede no normalizar por completo los niveles de la hormona del crecimiento, lo cual significa que quizá necesites de más tratamiento, ya sea con medicamentos y/o con radioterapia.

Qué esperar después de la radioterapia

A diferencia de la cirugía o del tratamiento médico para la acromegalia, los efectos de la radioterapia pueden llevar más tiempo para ser evidentes.

De hecho, pueden pasar varios meses para que tus síntomas comiencen a mejorar, y años para que los efectos de la radioterapia sean completos. La hormona de crecimiento aún será secretada durante este tiempo, por lo que quizá debas iniciar o continuar con medicamentos para la acromegalia.

Asimismo, pueden tardar en aparecer los efectos colaterales de la radioterapia, particularmente la pérdida de la función normal de la hipófisis. A veces los efectos de la radioterapia se observan hasta un año después o más. Pueden requerirse revisiones (check-ups) periódicas o anuales durante un largo periodo de tiempo.

¿Necesitarás algún tratamiento de remplazo hormonal?

Las personas con acromegalia pueden desarrollar pérdida de la función hipofisaria normal, ya sea por el tumor hipofisario o por el tratamiento.

Esto significa que los pacientes deben ser monitoreados continuamente y, si se detecta deficiencia de alguna hormona hipofisaria, entonces podrá ser necesaria una terapia de remplazo hormonal a corto o largo plazo, ya sea con hidrocortisona (para remplazar el cortisol, la principal hormona de las glándulas suprarrenales), con tiroxina (hormona de la glándula tiroides), con testosterona o con estrógeno.

¿Con qué frecuencia tendrás que visitar a tu médico?

Es importante monitorear la hormona de crecimiento y los niveles de IGF-1 para asegurar que el tratamiento realmente está ejerciendo el efecto deseado, por lo que será necesario acudir a citas regulares al hospital.

La frecuencia con la que debes ser atendido depende de tus circunstancias personales, las prácticas habituales de tu médico, los protocolos del hóspital y los protocolos o las guías de práctica clínica nacionales.

Después de la extirpación del tumor, por ejemplo, el neurocirujano te solicitará que regreses a revisión en unas semanas para verificar que todo está bien, o antes si hay algún problema. La frecuencia con la que volverás depende de los protocolos que debas seguir.

Después de la radioterapia es posible que sólo requieras exámenes hormonales una vez al año, pero si recibes medicación es posible que tu médico te sugiera hacer pruebas con más frecuencia. Esto puede ser cada 2 semanas al iniciar el tratamiento y luego cada 6 meses.

El endocrinólogo suele ser el punto de contacto principal para la mayoría de las dudas que puedas tener sobre tu tratamiento y tu seguimiento.