Aunque la acromegalia puede causar problemas de fertilidad en algunos hombres y mujeres, a menudo es posible concebir y lograr el embarazo manera natural.
Recuerda que tu fertilidad disminuye a medida que envejeces, independientemente de si tienes o no acromegalia, por lo que puede tomar un poco más de tiempo lograr el embarazo si tú o tu pareja tienen más de 40 años.
El tratamiento de la acromegalia a menudo puede ayudar a mejorar la probabilidad de concebir y embarazarse, si se desea.
Tu médico u otro profesional especializado en fertilidad pueden asesorarte sobre otras formas o tratamientos para ayudar a mejorar tu fertilidad general o la de tu pareja. También pueden informarte sobre los riesgos potenciales asociados con los medicamentos para la acromegalia.
La acromegalia puede reducir la fertilidad de una persona porque el tumor hipofisario no sólo altera los niveles de la hormona de crecimiento, sino que también afecta la producción de otras hormonas involucradas en la capacidad de concebir y en el deseo sexual.
Además, la presencia de un tumor hipofisario puede causar cambios en el ciclo menstrual. Puede haber períodos irregulares lo cual, por supuesto, hará que sea mucho más difícil quedar embarazada si padeces acromegalia.
Informa a tu endocrinólogo o médico general cualquier cambio que experimentes en el deseo sexual o la menstruación, particularmente si persisten aun estando bajo tratamiento para la acromegalia. Pueden prescribir un tratamiento que ayude a aumentar el deseo sexual o mejorar la disfunción eréctil o, bien, a regular los períodos menstruales.
Ser diagnosticada con acromegalia durante el embarazo no es una situación común; no obstante, tu médico especialista te aconsejará sobre cómo monitorear los niveles de la hormona de crecimiento durante tu embarazo y si se requiere algún cambio en tu tratamiento. También te informará sobre los posibles riesgos o efectos en el bebé de la medicación para la acromegalia y si necesitas modificar tu tratamiento durante el embarazo.
Es importante destacar que los cambios en los niveles de la hormona del crecimiento durante el embarazo no afectan a la madre ni al feto a largo plazo, y generalmente el embarazo y el parto son normales y sin complicaciones.
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